El inicio del año escolar todo un desastre


Máximo Briceño, Presidente del Sindicato de los Trabajadores de la Educación del Estado Mérida. SINDITEM FENATEV, dijo que el inicio del año escolar ha sido un verdadero desastre, por un lado el jefe de zona haciéndole creer a los merideños: comunidades, opinión pública, padres y representantes, que todo está normal, y que si el docente ignora el llamado a clases será “sancionado”. Lo que consideramos por parte del jefe de zona una falta de respeto, por que el magisterio sabe, y no desde hace poco, que de acuerdo al Contrato Colectivo, la Ley Orgánica de Educación y su reglamento, debe incorporarse a la jornada laboral en el primer día hábil de la segunda quincena del mes de septiembre. Ahí no hay nada nuevo.
El jefe de zona debe, por obligación y por su investidura como representante del Estado, y no del gobierno, garantizar el cumplimiento de la normativa laboral y legal vigente.
¿Pero qué conseguimos de la más alta autoridad del sistema educativo regional? Primero declara que a partir de ahora los cargos para cubrir las vacantes e interinatos en el sistema educativo se hará por vía de los Consejos Comunales y tomando en cuenta la labor social, así como cursos socialistas dictados por el gobierno. De manera por demás inconstitucional y violatoria del basamento jurídico educativo: Ley Orgánica de Educación y el reglamento del ejercicio de la Profesión Docente, que obligan a la realización de los concursos de méritos para el ingreso al servicio educativo, y estima concursos de oposición para el ascenso en la carrera docente.
¿Cómo es posible que un profesor universitario como lo es Gilberto Perdomo ignore que para su ingreso en la ULA tuvo que concursar?
¿Cómo puede ignorar que él mismo tuvo que presentar trabajos de ascenso y cumplir con las normas establecidas en ley y sus reglamentos para llegar a ser titular?
A menos que él jefe de zona sea una persona destinad a maltratar aún más la carrera docente, así como a desestimar los procesos de planificación, administración y supervisión, no debería desconocer la normativa educativa. Sus funciones son las de respetar la profesión docente, dedicarse a producir las mejores condiciones para que niños y adolescentes puedan ser atendidos debidamente en las aulas de clases. Recuerde que muchas instituciones no abrieron sus puertas porque están deterioradas, no poseen la infraestructura adecuada o carecen de ella, porque en realidad seguimos contando con las mismas escuelas construidas hace más de diez, quince y cuarenta años. ¿Qué tal? Amén de las complicaciones administrativas internas de algunas de las instituciones educativas, la contratación del personal, inscripciones y no funcionamiento de todos los servicios de cada escuela.
La situación de la gobernación tampoco es la mejor para iniciar clases, además de poseer los mismos inconvenientes que la zona educativa, tiene que cumplir con el mandato de la Inspectoría del Trabajo, que mediante providencia administrativa ordena pagar la deuda que mantiene con los maestros estadales de los años 2004, 2005, 2006 y 2007; sin hacer ningún tipo de discriminación entre activos y jubilados, debe discutir la convención colectiva vencida hace seis años, y darle al docente la seguridad social igual que los docentes nacionales. Tremenda prueba para el gobierno, ya que así puede demostrar que de verdad la educación es una de sus preocupaciones fundamentales. Y esta situación debe resolverse ya.
Por todas estas razones el día martes 23 de septiembre, a las 9 de la mañana, los maestros se concentraran en la Gobernación de Mérida para exigir el cumplimiento de la decisión de la Inspectoría del Trabajo, que tras seis años de trámite y discusión se ha pronunciado a favor de los docentes.
Nos parece que de no ser por el carisma y responsabilidad de los docentes que siempre han asumido su trabajo, a pesar de las dificultades y deficiencias, se evidenciarían mucho más los problemas.
Preguntamos: ¿Es que el año escolar 2008 – 2009 se inició normalmente? Sabemos que no. Porque aún hay que resolver los conflictos generados en los últimos años y que son una pesada carga. Lamar a concurso y discutir las convenciones colectivas de trabajo, darían alternativas a esta deplorable situación. ¿Por qué ignorarla?