¿Por qué energía nuclear para Venezuela?


Julio Alexander Parra Maldonado[i]

Venezuela ha tomado un curso político que despierta muchas expectativas en los pueblos latinoamericanos, con iniciativas de “cara al sur” que significa una reivindicación de las potencialidades que nuestro continente asoma para incorporarse en el desarrollo mundial. El actual gobierno nacional ha señalado que busca alternativas al sistema de desgobierno mundial, el capitalismo en todas sus versiones, y es así que vamos a poder avanzar hacía un futuro más justo donde todos los habitantes del planeta, y sus países, compartan las cargas difíciles que significan un verdadero desarrollo sustentable. Eso es lo que dice.
Uno de los aspectos primordiales que implica este nuevo desarrollo, es valorar la óptica ciudadana y ambiental para condicionarlo. Queremos acá señalar algunas consideraciones sobre el desarrollo de energía nuclear en Venezuela.
Ratificamos el derecho que tiene cada país y su pueblo para determinar soberanamente su destino, ese derecho de autodeterminación reconocido en tratados internacionales sobre derecho y soberanía por la mayoría de los países. De igual forma consideramos necesario para el ejercicio de esa soberanía el respeto a la opinión y decisión del pueblo, al amplio debate democrático y respeto a los derechos humanos para establecer la bitácora de cualquier país. Así los modelos de desarrollo nacional son única decisión de los pueblos y sus gobernantes, sin mayor injerencia, supervisión ni control que la que deba hacer su misma población, respetado por los gobernantes y observado sanamente por el mundo entero. Venezuela es y debe ser por siempre una nación soberana.
Hoy el mundo está urgido de un cambio de las tendencias de consumo mundial, caracterizado por lo contaminante de los procesos económicos del mercado internacional. Destaca el cambio climático y otros males ambientales.
Y hablando de la utilización pacífica de la energía nuclear, señalamos que la población venezolana debe ser informada concienzudamente de los posibles beneficios que traería, pero sobre todo los riesgos y problemas que genera está vieja tecnología, representante de ese desarrollo voraz que para nada ha considerado aspectos sociales y ambientales a la hora de implementarse.
Es la intención de estas líneas señalar porque no debemos embarcarnos en esta propuesta energética, y de los factores que justifican su utilización reducidísima a algunas aplicaciones médicas y de desarrollo industrial. Pero ratificamos, una propuesta mayor no beneficia más de lo que perjudica a cualquier país.
Primeramente, hay que recordar que la base para la producción de energía nuclear es la minería del uranio en países del sur del planeta. El proceso para la explotación del uranio implica necesariamente destrucción y contaminación de agua y aire, afección a la salud de quienes viven o trabajan en la zona de influencia.
El uranio extraído debe ser enriquecido para su utilización, mediante procesos que implican nuevas formas de contaminación y residuos tóxicos. Hay que señalar que si bien la extracción se realiza en países del sur del planeta, son países del norte industrializado los que controlan su enriquecimiento mediante compañías trasnacionales con capital estatal, las que comercializan el producto utilizado como combustible en las plantas nucleares bajo un monopolio estricto, apoyado por los organismos internacionales.

[i] Docente y promotor comunitario. Jalexp1@yahoo.es
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